Pocos minutos después de las 4 de la tarde llegaba a la redacción la noticia de la caída de Lance Armstrong en la primera etapa de la Vuelta a Castilla y León. El material era escueto: caída a unos 20 kilómetros de meta, posible lesión en la clavícula y traslado al Hospital Clínico de Valladolid.
Una vez que la etapa ha concluído leemos en el Twitter del compañero de equipo de Armstrong, Levi Leipheimer «Shit! Lance crashed and is out. Possible broken collarbone!!«. Pocos minutos después el equipo Astana, al que pertenece el corredor, también utiliza Twitter para confirmar la caída: «Lance has crashed and is in the ambulance. Waiting for more official details.«A lo largo de la tarde el equipo informa varias veces sobre el estado del ciclista.
A última hora del día es el propio Lance Armstrong quien utilizando también su Twitter agradece a los seguidores el interés y aporta más datos: «I’m alive! Broken clavicle (right). Hurts like hell for now. Surgery in a couple of days. Thanks for all the well wishes.«
Además utiliza el servicio de imágenes Twitpic para mostarse al lado de su director de equipo, Johan Bruyneel en su casa de Madrid.
Está claro que o bien en el equipo Astana aleccionan a sus deportistas en el uso de Twitter o, siendo mal pensado, tienen un jefe de comunicación con multipersonalidad «tuitera». Esto último sería una mala práctica y si no que le pregunten a Rosa Diez